Ahorrar dinero es todo un desafío si apenas puedes arreglártelas con lo que ganas. Si no tienes más fondos para cuando llega el día de pago, lo último en lo que pensarás es en guardar dinero para el futuro. Pero no importa cuán apretado sea tu presupuesto o cuán poco dinero traigas a tu casa, aún tienes posibilidades de ahorrar y empezar a invertir.
Lo bueno de hacerlo es que puedes comenzar con una cantidad tan pequeña como tú lo desees e ir avanzando a partir de este inteligente comienzo.
Instrucciones
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Regístrate en tu empresa para obtener el plan 401(k) o el 403(b) si es que tienes estas opciones. Destina el uno por ciento de tu salario a la inversión. Debido a que esta suma de dinero contribuye a disminuir tu renta imponible y tu retención, la diferencia en tu pago neto será insignificante. A medida que te sientas cómodo ahorrando y mejor con tu presupuesto, puedes aumentar el porcentaje de contribución.
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Divide tu cheque de depósito directo entre tu cuenta corriente normal y una cuenta de ahorro sin ningún requisito de saldo mínimo. Comienza enviando a la cuenta de ahorros $5 o $10 por cada cheque y esfuérzate para vivir con los fondos en tu cuenta corriente. Lo más probable es que puedas compensar esa falta de dinero, sin importar cuán ajustado sea tu presupuesto.
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Revisa tus estados de cuenta bancarios cuidadosamente y busca dónde se derrocha el dinero, como en los cargos de cajero automático. Ajusta tu horario para que puedas utilizar el cajero de tu propio banco o piensa en cambiar a uno que tenga una amplia red de cajeros automáticos sin cargo alguno.
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Lleva un pequeño bloc de notas contigo y registra cada céntimo que gastas, desde el café matinal hasta el almuerzo con tus compañeros de trabajo. Haz esto por lo menos durante una semana y luego mira tus gastos y piensa en la manera de recortarlos. Algo tan simple como prepararte el café en tu casa o llevarte el almuerzo en una bolsa podría ayudarte a ahorrar cientos o incluso miles de dólares al año.
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Revisa las cuentas mensuales en busca de las cosas que no son esenciales, como las facturas del servicio de cable o del servicio satelital y la del teléfono celular. Si aún los necesitas, puedes disminuir considerablemente los gastos disminuyendo los servicios Premium y cambiando a un paquete básico.
